Tras el escaparate de la Bienal de Venecia, la muestra de arquitectura más
importante del mundo, este año habrá tres referencias de la Comunidad de
Madrid:el Centro Acuático de la Villa Olímpica, situado en la propia capital;
el Centro de Creación de las Artes de Alcorcón (CREAA); y el Centro de
Investigación y Tratamiento Oncológico, en Villaviciosa de Odón. La razón por
la que han resultado seleccionados no es que se consideren ejemplos de
edificios a imitar, sino más bien al contrario. Varios años y millones de euros
después del comienzo de las obras de construcción, sólo son esqueletos de hormigón sin ninguna utilidad.
Los comisarios del
Pabellón de España para la próxima edición del certamen italiano, Iñaqui
Carnicero y Carlos Quintáns, han elegido como tema de reflexión los proyectos inacabados acumulados por toda la geografía
nacional como consecuencia del estallido de la burbuja. Al concurso de ideas
convocado con el título de Unfinished se presentaron 108 propuestas, entre las que se eligieron a las ocho
ganadoras, y, aunque el contenido del resto no se conocerá hasta la
inauguración de la muestra (el 28 de mayo), la presencia madrileña en esta cita
de referencia ya está confirmada.
Será al menos a través del proyecto Arquinautas de la Cosmopista:
Observatorio Crítico Itinerante, firmado por los jóvenes arquitectos Víctor Manuel Cano,
Alejandro Burgueño, José Manuel de Andrés, Ana Sabugo, José Javier Cullen y
Rocío Romero. Aunque incluyen otros nueve ejemplos ubicados en otras tantas
provincias «para evadir el centralismo», reconocen que «Madrid es el lugar donde se han producido los mayores desastres» en
materia urbanística.
Según los creadores de esta
iniciativa, los tres casos escogidos como «paradigma» de las obras inacabadas
en España demuestran «cómo el idilio olímpico o el trasnochado sueño de un
político [en alusión al Centro Acuático y al CREAA, respectivamente] hacen que,
directa o indirectamente, un centro para el tratamiento del cáncer deje de ser
una necesidad», como el que quedó inacabado en Villaviciosa de Odón por falta
de fondos. «Y es ahí donde el boom se ha focalizado, en la confusión entre necesidad
y capricho»,
señalan.
Los arquitectos han trazado «una propuesta crítica con todos los agentes implicados en la producción
y estallido de la burbuja inmobiliaria», en la que entienden que han colaborado políticos,
constructores, promotores, abogados y también compañeros de profesión. Más allá
de la Bienal de Venecia, se han puesto en contacto con el Ministerio de Fomento
para proponerle que dé forma real a un observatorio crítico itinerante, aunque
señalan que aún no han recibido respuesta.
El Centro Acuático se proyectó en el marco de las
aspiraciones olímpicas fallidas de la capital impulsadas por Alberto
Ruiz-Gallardón (PP). Se calculó que costaría 136 millones de euros, cuando se suspendieron las obras en 2010 el presupuesto ya se había
disparado hasta los 192 millones y hoy sigue siendo un armazón sin
paredes que ha absorbido más de 50 millones de euros públicos. En el CREAA, concebido en 2005 como
«el Guggenheim de Alcorcón» por el entonces regidor
socialista Enrique Cascallana, se han invertido ya 100 millones de euros. Se
estima que todavía serían necesarios
otros 40 millones para culminar el macrocomplejo abandonado de nueve edificios y
66.000 metros cuadrados que se supone que tendría que haberse inaugurado hace
seis años. Más llamativa aún es la paralización
de las obras del centro oncológico de Villaviciosa de Odón, planeado como el
centro de referencia de Europa en el tratamiento del cáncer, que empezó a
construirse en 1999 sobre un suelo vendido por el Ayuntamiento de la localidad
(PP). Cuando la empresa promotora se quedó sin financiación para seguir con los
trabajos ninguna administración se ofreció a aportar dinero público para acabar el
proyecto.
La reflexión crítica
de los autores del proyecto Arquinautas de la Cosmopista(inspirado en el relato que escribió Julio Cortázar de
su viaje de un mes por la autopista París-Marsella) va más allá de los cadáveres que dejó la crisis del ladrillo.
Estos arquitectos aprovechan la coyuntura para apelar al espíritu de laEscuela de Vallecas,una corriente artística surgida a principios del siglo XX e interrumpida
por la Guerra Civil.
En esta zona del suroeste de la
capital, argumentan, «se produjo un
movimiento capaz de encontrar las sensibilidades de la periferia (...), confeccionaban una estética
propia que es diametralmente opuesta a las construcciones actuales que rodean
el extrarradio de Madrid» caracterizadas, en su opinión por una «falta de
identidad». Como ejemplo concreto ponen precisamente el PAU de Vallecas, con
calles de 10 carriles al estilo del modelo urbanístico del París en el que se
quería evitar la formación de barricadas. «Se está tratando de imponer una domesticación más propia de 1900 que de
2016», afirma
Víctor Manuel Cano. «Hemos perdido mucho el sentido ético y estético»,
apostilla.
Además de los tres ejemplos
madrileños de arquitecturas inacabada que se expondrán en la Bienal de Venecia
entre el 28 de mayo y el 27 de noviembre están el hotel Huerto del Emir
(Murcia), el Edificio Acorán (Azaña, Tenerife), el hotel Algarrobico
(Carboneras, Almería), un bloque de viviendas en Mairena de Aljarafe (Sevilla),
el Auditori Corró d'Avall (Les Franqueses del Vallès, Barcelona), unos chalets
adosados en Carbajosa de la Sagrada (Salamanca), el Teatro Auditorio de Ciudad
Real, la Urbanización Mirador del Ebro de L'Aldea (Tarragona) y la urbanización
La Manjoya de Oviedo.
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